Gianna Jessen, la niña que vivió tras un aborto
Nació viva. Y aunque eso es lo que ocurre en casi todos
los alumbramientos, en su caso se esperaba todo lo contrario. Se esperaba ver
aparecer a un bebé muerto -asesinado- por una inyección salina. Porque Gianna Jessen nació en una clínica
abortistas de Los Ángeles cuando su madre estaba embarazada de siete meses y
medio y decidió que no quería a la hija que venía en camino.
En el caso de
Jessen decir que es una superviviente nata no es, aunque lo parezca, un tópico.
El aborto por inyección salina consiste en la extracción de parte del líquido
amniótico que se sustituye por una solución salina que el bebé traga. Durante
varias horas el no nacido sufre una agonía hasta que muere por envenenamiento,
deshidratación, hemorragias y convulsiones. En menos de 24 horas la madre
comienza el parto para la expulsión del niño no deseado. Y así fue con Ginna.
“Para sorpresa de todos no nací muerta, sino viva el 6 de abril de 1977” , cuenta ella misma
poniendo el punto de partida de su carrera de supervivencia.
Nació viva… pero
en un paritorio abortista. El futuro de quien sobrevive a una inyección salina
estaba determinado por ley hasta 2002 en Estados Unidos y era corto y cruel:
los médicos podían dejar morir al bebé o acelerar el proceso mediante asfixia
por estrangulamiento. En el caso de Jessen la suerte o el destino -ella
prefiere hablar de Dios- quiso que el médico que debía terminar el trabajo no
hubiera empezado todavía su jornada y que una enfermera llamara a una ambulancia.
Así que Gianna tuvo la oportunidad de luchar por su vida en la unidad de
neonatología de un hospital donde, tras varios meses de incubadora y muy pocas
esperanzas por parte del personal sanitario, recibió el alta.
Una madre de acogida
La parálisis cerebral
que el aborto fallido le había provocado no le permitiría, decían los médicos,
andar, hablar ni sostener la cabeza. Con ese diagnóstico fue enviada a un
centro de acogida para niños abandonados. Tres años después caminaba con ayuda
de un andador, aprendió a hablar y parecía que sostener la cabeza no era para
ella más difícil que para cualquier otra persona. Hoy camina con una ligera
cojera y, además de participar en maratones, da charlas por medio mundo.
Jessen luchó,
pero no lo hizo sola. Una mujer llamada Penny, veterana madre de acogida (56
niños pasaron por sus amorosos brazos) llevó a Gianna a su casa e hizo con ella
rehabilitación tres veces al día durante varios años, le compró aparatos
ortopédicos y le dio la atención que necesitaba. Poco después la hija de Penny
decidió adoptar de forma permanente a Gianna, y Penny se convirtió así en la
abuela de nuestra protagonista. “Ella salvó mi vida”, dice. Tenía entonces
cuatro años.
Una década
después, a unos tempranísimos 14, Gianna ya era consciente de su historia y
decidió compartirla con el mundo convirtiéndose en un caramelo para la prensa.
El New York Times quiso hacer de ella el icono provida de los noventa y crear
rivalidad entre la figura de Jessen y la de Becky Bell, una joven muerta durante
un aborto clandestino en 1988 y convertida en bandera reivindicativa de los
partidarios de la legalización del aborto.
Pero Jessen huyó
-y huye- de los discursos a medida y de lo políticamente correcto. No le
importa qué esperan los demás de ella. Ella espera que los demás oigan las
verdades del aborto. “Me entregaron viva después de 18 horas de intentar
matarme. Debería estar ciega, debería estar quemada, debería estar muerta. Y no
lo estoy”. Y cuenta más: los médicos abortistas que intentaron acabar con su
vida se vieron obligados a firmar, finalmente, su acta de nacimiento. ‘Nacida
durante un aborto salino’. No ganaron”.
Gianna sabe
quién practicó su aborto, incluso ha leído alguno de sus libros. “Dice que a lo
largo de su vida ha abortado a un millón de bebés y que esa es su pasión. Esta
es, lo crean o no, una batalla entre la vida y la muerte”.
Al partidario
del aborto que se atreva a escuchar alguno de los discursos de Jessen le
costará mantenerle la mirada. “¿Dónde estaban las feministas que dicen luchar
por los derechos de los mujeres cuando intentaban acabar con los míos? ¿Qué me
responderá quien alega que hay que abortar a un bebé que puede venir con
discapacidad cuando le explique que mi parálisis cerebral la produjo la
inyección salina?”. Hay pocos argumentos con los que luchar contra un corazón
convencido de que su vida, y la vida de cualquier persona, es un regalo que
merece la pena vivir. Después de haberse paseado por salones políticos,
iglesias, organizaciones internacionales y foros de pensamiento, Jessen se ha
convertido en un ejemplo de que quienes aparentan más debilidad son, con
frecuencia, los más fuertes. Ella tuvo la fortaleza de perdonar, incluso, a su
madre biológica. “Ella está destrozada pero yo la he perdonado. Soy cristiana”
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Horror en China:
Obligan a una joven a abortar a los 7
meses de embarazo y la castigan poniendo el feto a su lado en la cama.
Feng Jianmei, 23 años, fue golpeada y detenida por las
autoridades.
Tendida en una cama de hospital junto
a su bebé muerto. Un feto de siete meses ensangrentado. La madre tiene la cara
cubierta por el pelo negro, pero mira al bebé, que parece dormido, con su
manita bajo la cabeza.
La foto ha generado una oleada mundial de críticas a la
política de abortos forzados del Gobierno chino. Feng Jianmei, de 23 años,
concentra el drama de las mujeres de ese país que osan tener un segundo hijo.
Fue detenida, golpeada y obligada a
abortar, pese a estar de siete meses. Para completar el castigo, le dejaron el
feto de su hijo muerto por inyección química junto a ella, mientras se
recuperaba de la operación.
La campaña de críticas ha hecho que
el Gobierno chino emita una disculpa. Un funcionario de la municipalidad de
Ankang, donde vive Feng y su marido, les visitó en el hospital.
"He venido en
representación del Gobierno municipal para visitarles y expresarles nuestras
sinceras disculpas. Espero obtener su comprensión", le dijo el vicealcalde, Du Shouping, a la pareja.
La agencia oficial Xinhua afirmó que
tres funcionarios han sido destituidos: dos del departamento de Planificación Familiar y uno de la municipalidad.
Incumplieron las leyes del país, que
prohiben expresamente los abortos de fetos de más de seis meses de gestación.
Los funcionarios afirmaron que el
aborto se produjo con el consentimiento de la progenitora. Detenida tres días
antes, Feng firmó un documento de consentimiento al no poder pagar la elevada
multa de 400.000 yuanes (casi 5.000 euros) impuesta por incumplir la política
de un solo hijo.
El caso de Feng provocó hasta 500.000
comentarios en las redes sociales chinas. Muchos usuarios denunciaron la
corrupción que existe en el cobro de las multas por tener un segundo hijo.
Nació viva. Y aunque eso es lo que ocurre en casi todos
los alumbramientos, en su caso se esperaba todo lo contrario. Se esperaba ver
aparecer a un bebé muerto -asesinado- por una inyección salina. Porque Gianna Jessen nació en una clínica
abortistas de Los Ángeles cuando su madre estaba embarazada de siete meses y
medio y decidió que no quería a la hija que venía en camino.
En el caso de
Jessen decir que es una superviviente nata no es, aunque lo parezca, un tópico.
El aborto por inyección salina consiste en la extracción de parte del líquido
amniótico que se sustituye por una solución salina que el bebé traga. Durante
varias horas el no nacido sufre una agonía hasta que muere por envenenamiento,
deshidratación, hemorragias y convulsiones. En menos de 24 horas la madre
comienza el parto para la expulsión del niño no deseado. Y así fue con Ginna.
“Para sorpresa de todos no nací muerta, sino viva el 6 de abril de 1977” , cuenta ella misma
poniendo el punto de partida de su carrera de supervivencia.
Nació viva… pero
en un paritorio abortista. El futuro de quien sobrevive a una inyección salina
estaba determinado por ley hasta 2002 en Estados Unidos y era corto y cruel:
los médicos podían dejar morir al bebé o acelerar el proceso mediante asfixia
por estrangulamiento. En el caso de Jessen la suerte o el destino -ella
prefiere hablar de Dios- quiso que el médico que debía terminar el trabajo no
hubiera empezado todavía su jornada y que una enfermera llamara a una ambulancia.
Así que Gianna tuvo la oportunidad de luchar por su vida en la unidad de
neonatología de un hospital donde, tras varios meses de incubadora y muy pocas
esperanzas por parte del personal sanitario, recibió el alta.
Una madre de acogida
La parálisis cerebral
que el aborto fallido le había provocado no le permitiría, decían los médicos,
andar, hablar ni sostener la cabeza. Con ese diagnóstico fue enviada a un
centro de acogida para niños abandonados. Tres años después caminaba con ayuda
de un andador, aprendió a hablar y parecía que sostener la cabeza no era para
ella más difícil que para cualquier otra persona. Hoy camina con una ligera
cojera y, además de participar en maratones, da charlas por medio mundo.
Jessen luchó,
pero no lo hizo sola. Una mujer llamada Penny, veterana madre de acogida (56
niños pasaron por sus amorosos brazos) llevó a Gianna a su casa e hizo con ella
rehabilitación tres veces al día durante varios años, le compró aparatos
ortopédicos y le dio la atención que necesitaba. Poco después la hija de Penny
decidió adoptar de forma permanente a Gianna, y Penny se convirtió así en la
abuela de nuestra protagonista. “Ella salvó mi vida”, dice. Tenía entonces
cuatro años.
Una década
después, a unos tempranísimos 14, Gianna ya era consciente de su historia y
decidió compartirla con el mundo convirtiéndose en un caramelo para la prensa.
El New York Times quiso hacer de ella el icono provida de los noventa y crear
rivalidad entre la figura de Jessen y la de Becky Bell, una joven muerta durante
un aborto clandestino en 1988 y convertida en bandera reivindicativa de los
partidarios de la legalización del aborto.
Pero Jessen huyó
-y huye- de los discursos a medida y de lo políticamente correcto. No le
importa qué esperan los demás de ella. Ella espera que los demás oigan las
verdades del aborto. “Me entregaron viva después de 18 horas de intentar
matarme. Debería estar ciega, debería estar quemada, debería estar muerta. Y no
lo estoy”. Y cuenta más: los médicos abortistas que intentaron acabar con su
vida se vieron obligados a firmar, finalmente, su acta de nacimiento. ‘Nacida
durante un aborto salino’. No ganaron”.
Gianna sabe
quién practicó su aborto, incluso ha leído alguno de sus libros. “Dice que a lo
largo de su vida ha abortado a un millón de bebés y que esa es su pasión. Esta
es, lo crean o no, una batalla entre la vida y la muerte”.
Al partidario
del aborto que se atreva a escuchar alguno de los discursos de Jessen le
costará mantenerle la mirada. “¿Dónde estaban las feministas que dicen luchar
por los derechos de los mujeres cuando intentaban acabar con los míos? ¿Qué me
responderá quien alega que hay que abortar a un bebé que puede venir con
discapacidad cuando le explique que mi parálisis cerebral la produjo la
inyección salina?”. Hay pocos argumentos con los que luchar contra un corazón
convencido de que su vida, y la vida de cualquier persona, es un regalo que
merece la pena vivir. Después de haberse paseado por salones políticos,
iglesias, organizaciones internacionales y foros de pensamiento, Jessen se ha
convertido en un ejemplo de que quienes aparentan más debilidad son, con
frecuencia, los más fuertes. Ella tuvo la fortaleza de perdonar, incluso, a su
madre biológica. “Ella está destrozada pero yo la he perdonado. Soy cristiana”
____________________________________Horror en China:

Ante violencia feminista radical “Antígonas” promueven auténtica dignidad de la mujer

El grupo Femen, de origen ucraniano, es conocido por la violencia radical en sus manifestaciones. El pasado 18 de abril irrumpieron con el pecho descubierto en una conferencia del Arzobispo de Malinas-Bruselas y Primado de Bélgica, Mons. André-Joseph Leonard, y con recipientes con forma de
Las Antígonas buscan responder en las calles a Femen, que ha participado en el debate político francés promoviendo el mal llamado “matrimonio” homosexual.
Recientemente intentaron acercarse a la sede de Femen en París, para leer su manifiesto, pero se vieron impedidas de hacerlo por la intervención de la policía.
Ante este pequeño impedimento, las Antígonas decidieron remitir su declaración a través de un video subido al sitio web de Youtube, que rápidamente se ha vuelto viral.
En su manifiesto, el colectivo de mujeres francesas increpa a Femen que “ustedes afirman que la condición de la mujer se defiende mostrando los senos, nosotras les respondemos que se adquiere con la dignidad”.
“Ustedes afirmán que la religión es una alienación, nosotras les respondemos que para muchas de nosotras es el camino de la libertad y de la autorrealización. Ustedes afirman que el machismo domina las sociedad y combatís a los hombres, nosotras les respondemos que sólo con los hombres seremos completamente mujeres”.
Las Antígonas respondieron también a la reivindicación de la “igualdad” entre los sexos hecha por Femen, remarcando que es “la complementariedad entre hombres y mujeres lo que enriquece la sociedad”.
“A ustedes les pagan por reivindicar sus ideas, nosostros les respondemos que con la causa de la mujer no se comercia. Ustedes se afirman en la indignación y la violencia, nuestra fuerza son la calma y la determinación”, señalaron.
Pero el golpe más importante que asestaron las Antígonas a Femen fue infiltrar durante dos meses a una joven en el grupo radical.
Iseul Turan, estudiante de Derecho de 21 años, participó incluso en los entrenamientos realizados por Femen cada sábado, en los que las mujeres realizan ejercicios físicos y tácticas de comportamiento frente a
No fue particularmente difícil infiltrarse, pues no le hicieron mayores preguntas al incorporarse a la organización.
Iseul reveló además que las feministas radicales ensayan las poses para conseguir fotos impactantes para la prensa, así como las actuaciones públicas en las que corren por la calle gritando sus consignas habituales como “No más Papa” o “En los gay confiamos”, parodiando el “En Dios confiamos” de los billetes de un dólar en Estados Unidos.
La joven estudiante de Derecho, que se define como “una católica normal”, explicó que en Femen de Francia existen tres círculos concéntricos de organización. En el exterior están las simpatizantes, que básicamente hace propaganda en redes sociales.
Un círculo interior es el de las militantes, que no superan la veintena. Y el núcleo de la organización feminista radical la conforman dos fundadoras, Inna y Oksana junto a tres mujeres francesas. Este grupo es el que mantiene el contacto directo con la sede en Ucrania.
Las integrantes de Femen, destacó además Iseul, “están en la acción”, nada relacionado “con el feminismo intelectualoide al que estamos tan acostumbrados en Francia”.
Al interior de la organización, la joven católica encontró todo tipo de mujeres, entre ellas profesoras y antiguas prostitutas, con un coincidente “deseo de comprometerse con algo un poco nuevo, un poco punk, que implique un cierto riesgo, chicas que buscan un poco de protagonismo, o que simplemente se aburren”.
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Madre Agnes de Siria: "Los terroristas seleccionaron niños para realizar montaje de ataque químico"
En una entrevista con Russia Today,
Ella continuó diciendo: “Hemos visto lo que pasó en Iraq y en Siria. Ningún nuevo pretexto podrá convencernos de que apoyemos un ataque contra Siria”.
También pidió a la comunidad internacional que adopte una posición unida frente a los crímenes de los “nuevos bárbaros”, es decir los grupos opositores armados, en las áreas sirias que controlan.
La Madre Agnes ha asegurado que hombres armados han llevado a cabo masacres horribles en ciertas localidades pobladas por comunidades minoritarias.
“Hemos asistido a actos de tortura horribles cometidos por los grupos armados contra los civiles. Los cristianos, los drusos, los alauíes y los ismailíes han sufrido múltiples masacres a manos de los terroristas”, añadió, subrayando que lo que pasa en Siria es la propagación de la cultura bárbara en el s. XXI. “Los secuestros, las violaciones y los degollamientos son actos cotidianos en las regiones sometidas al control de esos grupos,” añadió.
Al Manar / RT
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Mujeres en Malvinas
MUJERES EN MALVINAS ( 1982 ) - FUERZA AEREA ARGENTINA : DIVISION SANIDAD
Aunque formaron parte de la minoría y no por ello menos importante protagonistas, como mujeres queremos recordar a las MUJERES valerosas que tal vez no cargaron un fusil ni tampoco arriesgaron sus vida en la línea de fuego directa. Pero ahí estuvieron!!! Colaborando en el cuidado con valiosa fortaleza y heroísmo indiscutido del amor a la Patria que los mismos soldados.
Voluntariamente ofrecieron sus vidas para cuidar a los heridos que iba dejando la guerra.
MALVINAS VOLVEREMOS !!!
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